No soy

No soy de llorar y ponerme triste con frecuencia, quizá porque ya lloré y me entristecí todo lo que me tocaba en esta vida. O no sé. Pero no soy así, y cuando me pasa, me dejo ser. A veces viene bien poner la frente sobre la almohada y abrir las compuertas. Entregarse al llanto. Dejar que lo derribe todo. Despedirse. Dar gracias. Desandar algunos pasos y cambiar la ruta. Entristecerse ante la pérdida y el cambio está ahí, dentro de nosotros, contenido. Y hay que liberarlo. Hoy te me has salido del alma y lloro y me entristezco por ti. Tú sabes quién eres porque como otras veces has llegado hasta aquí. Bon voyage.