Mi existencia personal se define por la postergación. Aunque trato de no ser una persona "sumamente" ocupada, siempre acabo diciendo que no tengo tiempo para hacer tal o cual cosa, tal o cual persona, tal o cual actividad. Y termino los ciclos, abandonándolo todo.
Desde que cumplí 31 años con saldo a favor, me prometí dejar el procastine para otra vida.
Esta vez quise hacer algo distinto y me prometí darle seguimiento a todo: mis promesas, mi trabajo, mis actividades, mis relaciones personales, mis planes.
Dicho lo cual, cada llamada recibida, la respondí. Cada mail escrito, lo contesté. Cada invitación, o la decliné inmediatamente o le di fecha para que sucediera.
Con ésto no digo que ya nada ha sido procastinado, porque entonces mentiría, pero digamos que un 70% de las cosas que tengo que hacer, las estoy haciendo ahora mismo, como este post.
Cabe mencionar, a manera de epílogo, que no sé si este cambio traiga mejoras en mi forma de relacionarme con la gente, pero al menos, siento que estoy jugando al mismo nivel que el de al lado y aunque ya no me siento con ventaja, sí creo que soy más justa.
Por ejemplo el hecho de que esa sesión de fotos tendrá para pronto una fecha.
Me caes re bien, tal cuál eres.